Lugares de Tenerife que sorprenden por la ausencia de turismo: Candelaria
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Imagen: José Mesa
Ignacio Vasallo
17/10/2017 – 9:57
Los cientos de autobuses que diariamente van a recoger a los turistas al aeropuerto Reina Sofía de Tenerife enfilan hacia el Sur camino de los centros turísticos de Arona y Adeje por la costa del este. Los que recogen en Los Rodeos a los que se dirigen al Puerto de la Cruz también van al sur por la costa del oeste. En ambos puntos se concentra la mayor parte de turismo que recibe Tenerife, la Isla más visitada de Canarias y la segunda de España. Gran parte de la Isla se encuentra protegida y la normativa del Gobierno Canario dificulta la construcción de nuevos hoteles.
Por eso quedan todavía lugares que sorprenden por la ausencia de turismo, uno de ellos es Candelaria, municipio costero, con magnífico clima que ha conseguido quedar al resguardo de los flujos internacionales. A finales de los años sesenta y en los setenta se construyeron las clásicas urbanizaciones para turistas en la zona de las Caletillas. Debido a la crisis de aquellos años no se vendieron y han acabado convirtiéndose en dormitorios para gente que trabaja en Santa Cruz a veinte kilómetros de distancia por la autopista del Sur. En el barrio de Las Caletillas hay playas, y no solo calas, un espléndido paseo marítimo de más de un kilómetro de extensión y un hotel, uno solo, en todo el municipio que cuenta con casi treinta mil habitantes.
Candelaria se ha escondido y ha conseguido pasar desapercibida no solo para los turistas extranjeros sino incluso para los peninsulares que en general no saben colocarla en el mapa.
Sin embargo para los isleños es uno de los lugares más conocidos. En el centro del pueblo donde se agrupa la mitad de la población del municipio, se encuentra la Plaza de la Patrona de Canarias en uno de cuyos lados se localiza la Basílica de la Candelaria, ramplona construcción de 1959 con una torre campanario. El mar azota todo un lateral de la Plaza en el que se han montado nueve estatuas monumentales de los nueve menceyes- jefes o Reyes- guanches de la época de la conquista. Ni un solo turista disturba la tranquilidad en el interior de la Basílica ni en la Plaza.
Aunque la fiesta de la esa Virgen es el 2 de febrero, el 14 y el 15 de agosto es cuando se celebra la caminata a Candelaria la peregrinación por excelencia del Archipiélago. A la Virgen está dedicada la canción más conocida del folklore canario.
La mitología alrededor de la estatua de la Virgen a la que localmente llaman «Morenita «es similar a tantas otras. Unos pescadores guanches la encontraron hacia 1400 y la llevaron a una cueva. Misioneros franciscanos que habían llegado con anterioridad a la Conquista bautizan a los locales y unos y otros se unen en torno a esa Virgen en una fusión que da paso al pueblo canario de hoy. La estatua original despareció en 1826 en un aluvión y fue sustituida por la actual
Hernán Cortes es un devoto y la lleva a América donde más de treinta lugares llevan su nombre y en muchos lugares se celebra aun la Fiesta de las Candelas, de donde proviene le nombre en la que se bendicen las velas que van a ser usadas durante al año.
Por una de esas transformaciones que ocurren con las creencias en tierras de Perú y Bolivia esa Virgen se asocia a la Pachamama el culto a la tierra en el lago Titicaca.
El que un pueblo con semejante carga de mitología haya conseguido pasar desapercibido en el panorama mundial es algo que habrá que estudiar más a fondo. Mientras tanto vale la pena dar un paseo por el centro del pueblo con casitas bajas que recuerdan a Centroamérica pero sin pobreza y por el puerto de pescadores. Hay varios restaurantes en los que se puede comer el pescado fresco y acompañarlo del blanco del año servido en jarra.